+39 06 684919 pax@ofm.org

La Conferencia de Frailes Menores de Italia (COMPI) organizó un fin de semana en Roma al interior de las instalaciones de la Universidad Pontificia Antonianum, tomando como referencia la encíclica del Papa Francisco Laudato si’, para hablar de nuestra actitud fraterna con la creación entera, así como con nuestra madre y hermana Tierra. A la discusión sobre la ecología integral le acompañaron un sinnúmero de aportaciones emanadas en las sesiones de debates a lo largo del fin de semana, dejando en evidencia que la percepción ecológica de San Francisco es vista como una solución a los desafíos actuales como son la degradación del medio ambiente; la disminución de la calidad de vida; el aumento de la pobreza y el aumento de refugiados e inmigrantes. Creando sociedades humanas sanas que promuevan la belleza, la diversidad cultural, la dignidad y la justicia para todas las generaciones.

El fin de semana fue dirigido a jóvenes que, según su particular forma de ser, tienen gran potencial y que pueden ser un factor positivo de cambio desde sus ambientes, es decir, en sus estudios, sus trabajos, sus hogares y sus localidades. El programa del encuentro fue en parte teórico y en parte experiencial, a través de la visita de organizaciones que ayudan a los pobres y apoyan el medio ambiente. Este taller intenta provocar en los participantes tocando sus valores para generar perspectivas en vistas a un cambio de paradigma, es decir, un cambio profundo en la forma en que vivimos a través crear una conciencia de interconexión entre todos.

Una de las perspectivas que se cuestionó fue la antropológica. La forma en que el hombre moderno ha vivido ha dado lugar a un aumento del individualismo, la autosuficiencia, las cuestiones de género y la desconexión de la naturaleza. La manera en que se han desarrollado la educación y la cultura moderna ha creado una brecha entre la humanidad y la naturaleza. Al vivir desde la perspectiva de que el hombre está al centro mismo de la creación, la relación hombre – naturaleza se ha distorsionado y colocando al hombre en una posición de control absoluto de la creación, por consiguiente, el hombre destruye y hace mal uso de los recursos naturales, simplifica su relación con la naturaleza reduciéndola a un bien de mercado.

Otro desafío planteado fue desde el aspecto teológico. Aparte de la destrucción de la relación  hombre –  naturaleza, el hombre moderno, occidental, tiene también una manera distorsionada de percibir a Dios. Nuestra actual crisis ecológica se agravará si no rechazamos el axioma de que la naturaleza no tiene otra razón de ser que la de servir al hombre. Por lo tanto, el desafío de la perspectiva consiste en entender que, si vamos a amarnos unos a otros, también debemos amar y cuidar de lo que Dios ha creado, ya que cuidar de la naturaleza – nuestra casa común – es cuidar de los demás. También se planteó la cuestión del por qué debemos, particularmente hablando, proteger a las personas indígenas y al Amazonas. Dado que el Amazonas apoya la vida común global en lo referente a la calidad del aire que todos respiramos y la cantidad de agua dulce en nuestro planeta, luego entonces depende de todos nosotros proteger esta región.

La cultura de los pueblos indígenas respeta la Amazonía y a la naturaleza en general, y dado que el hombre moderno tiene una mentalidad capitalista donde la naturaleza es un objeto de manipulación que se utiliza para acumular riquezas materiales, la mediación entre las dos culturas se vuelve importante para comprender la necesidad de retomar una mentalidad correcta y sentir a toda la humanidad como parte de la creación y no como el centro de la misma. Este es el cambio de paradigma que el hombre moderno tiene que atravesar para poder resolver los problemas globales. A diferencia de las empresas internacionales globalizadas que promueven la forma colonialista de crear economías (pensar globalmente y actuar localmente), la ecología integral nos invita a pensar localmente y a actuar globalmente. En este nuevo paradigma, las comunidades locales, como las tribus indígenas del Amazonas, cuyo estilo de vida abarca el cuidado de la naturaleza, pueden ser respetadas y también podemos aprender de ellas a aplicar sus conocimientos y sabiduría para abordar y actuar sobre cuestiones mundiales.

Así como Dios creó y es el padre de todo, haciéndonos hermanos y hermanas humanos con todos los demás seres humanos y criaturas de la tierra, la Madre tierra es la figura materna, al igual que María, la madre de Jesús. Ella es madre de todos, y una representación de la importancia de lo femenino para nutrir y sostener a la humanidad, una idea que ha sido rechazada en el pasado en la sociedad posmoderna y moderna.

La parte práctica del seminario de fin de semana incluyó visitas a organizaciones sociales como Emaús, donde las exigencias ambientales y sociales se satisfacen mediante el reciclaje de material no deseado como pinturas, muebles y joyas para su reutilización. Una visita a la Comunidad San Egidio destacó la importancia fundamental de cultivar relaciones de amistad genuinas con los excluidos.

A través de discusiones y aprendizaje experiencial en varias organizaciones sociales, la ecología integral no se presentó como una opción, sino como la única opción y el único camino que la humanidad debe seguir para tener sistemas políticos y económicos saludables apoyados por la correcta visión espiritual que integró todas las culturas y creó un equilibrio entre el hombre, la cultura y el medio ambiente. El taller de fin de semana fue una experiencia enriquecedora a todos los niveles, motivando a que cada uno se dé cuenta que la alegría y la felicidad que se compartían en el grupo y los lugares visitados son también un requisito para la humanidad. Un gran agradecimiento a los frailes franciscanos de Italia por invitarnos a esta gran iniciativa a la cual fuimos acompañados por Fr. Loreto Zerafa OFM y Fr. Mark Ciantar OFM.

Sarah Faith Azzopardi
Leander Duca
Malta