La conversión ecológica requiere una «inversión de dirección» de las conciencias de todos, porque la Creación está íntimamente ligada a una revolución del espíritu: éste fue el núcleo de la conferencia de presentación del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de Oración por la Creación, celebrada hoy en la Sala de Prensa del Vaticano. En el centro estaba el recordatorio del inminente Jubileo y la necesidad de implicar a los jóvenes en la salvaguardia del medio ambiente.
Una crisis climática que «está poniendo de rodillas a toda la humanidad» y que representa «una clara y dramática provocación a nuestra humanidad: si la creación sufre, también nosotros sufrimos; si hay armonía entre los hombres, también hay armonía en la creación». En la Oficina de Prensa de la Santa Sede resuena con fuerza la admonición de los oradores llamados a presentar el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Instituida por el Pontífice en agosto de 2015, la cita -que cae el 1 de septiembre y tiene carácter ecuménico- cumple su décima edición.
La redención de la creación en el horizonte del Jubileo
El tema del mensaje, presentado junto con un breve vídeo que resume sus puntos principales, es Esperanza y actuar con la creación, un título que -afirma sor Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral- apunta ya hacia el Año Santo, centrado en el lema Peregrinos de la esperanza. «El tema de la ecología integral -subraya la religiosa- puede así profundizarse en el horizonte de redención y de reapertura de la historia que caracteriza cada Jubileo». Esperanza y acción, por tanto, porque «hoy está dramáticamente más claro que hay esperanza si hay cambio en las condiciones actuales».
La esperanza cristiana va más allá del optimismo
Pero para ser eficaz, ese cambio -añade la hermana Smerilli- debe generarse a partir de una «conversión ecológica que, como toda experiencia de conversión, es un acontecimiento espiritual con repercusiones visibles y concretas». En esta perspectiva, la religiosa destaca el contenido «marcadamente teológico» del mensaje papal, precisamente para reafirmar que la esperanza es «casi un milagro de Dios en nosotros y a nuestro alrededor, una maravilla de la gracia que va mucho más allá del optimismo» y con la que se puede «responder a las circunstancias históricas».
La urgencia de un cambio en la conciencia de todos
Esta respuesta, subraya a continuación el secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, es urgente porque la llamada a la conversión ecológica es urgente y «exige un cambio de rumbo» en las conciencias de todos. El aire, el agua, la tierra y los pobres «gritan en su sufrimiento», dice la Hermana Smerilli, y su grito está «conectado a una revolución del espíritu». Sin embargo, aunque todos los seres humanos son responsables de este grito, no todos lo son «de la misma manera»: de hecho, señala la religiosa, los que más han tenido de la creación, han tomado», saltándose «los equilibrios en los que se basa la justicia».
El modelo de San Francisco de Asís
El padre Daniel Rodríguez, director de la oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de la Curia General de los Hermanos Menores, también se detiene en el tema de la conversión: en el mensaje del Papa Francisco, explica, se menciona 19 veces al Espíritu Santo y 14 a la esperanza. Esto significa que ambos son «constitutivos de la espiritualidad cristiana» y que «la acción del Espíritu permite al cristiano mirar al futuro con esperanza». Por tanto, no puede haber conversión de estilos de vida «sin la fuerza del Espíritu y sin el optimismo de la esperanza». De cara a 2025 -año en el que se celebrará el Jubileo y el 800 aniversario del Cántico de las Criaturas, compuesto por San Francisco de Asís en 1225-, el padre Rodríguez invita a mirar al Poverello como modelo para descubrir «no sólo la fraternidad humana, sino también la fraternidad cósmica»: él, en efecto, supo escuchar «el gemido de la creación, el de la gente, el de los pobres de su tiempo y aprendió también a prestar atención al gemido del Espíritu».
La importancia de implicar a los jóvenes
Es evidente entonces -como señala don Alberto Ravagnani, sacerdote de la archidiócesis de Milán y colaborador de la pastoral juvenil diocesana- que «nuestra fe y nuestra santidad se juegan también en la relación con la Creación», porque «la tutela de la creación es una cuestión teológica y, por tanto, antropológica». Los jóvenes, tanto creyentes como no creyentes, tienen un importante papel que desempeñar en este sentido. «La actual crisis climática», explica el sacerdote, «se cierne sobre su futuro como una amenaza cada vez más ineludible» y en los jóvenes cristianos en particular existe la conciencia de que «está en juego nuestro destino en la eternidad».
La cuestión medioambiental es un punto de contacto con los no creyentes
Por esta razón, reitera el padre Ravagnani, «el tema del cuidado de la creación debe incluirse justamente en la pastoral juvenil para la formación de la fe de las nuevas generaciones. Una fe que suscite esperanza y movilice a la acción, para generar nuevas obras en bien del medio ambiente». Si se propone como indisolublemente ligado a «nuestra identidad de criaturas, de hijos, de hermanos», además, el tema medioambiental será «un punto de contacto» entre la Iglesia y la sociedad, entre creyentes y no creyentes, caminando juntos «hacia un mundo mejor».
Utilizar la web con sabiduría y valentía
Central, al mismo tiempo, tendrá que ser el uso de Internet y de las redes sociales para sensibilizar sobre el tema sobre todo a los jóvenes. Es en la red, de hecho, recuerda el sacerdote, donde los jóvenes «comparten sus sueños y sus batallas» y es por tanto a través de la web como la Iglesia «puede proponer al mundo la ecología humana integral», interceptando «la esperanza y la acción de las nuevas generaciones, incluso no creyentes, respecto al cuidado de la creación», para tener un impacto real en la sociedad de hoy y orientar el desarrollo de la de mañana. «Si las redes sociales pueden ayudarnos a llevar a cabo nuestra misión en esta época -continúa el padre Ravagnani, entonces es imperativo habitarlas y utilizarlas con sabiduría y valentía». No es casualidad que el mensaje del Papa se difunda también con la contribución de «Fraternità», la comunidad nacida de la actividad en red del sacerdote y que hoy reúne en toda Italia a unos 300 jóvenes de entre 16 y 26 años.
Lanzar proyectos a largo plazo
Preguntado por los periodistas, el padre Ravagnani se detiene en las protestas de los jóvenes eco-activistas, subrayando que este tipo de manifestaciones son «muy divisivas»: no todos los jóvenes, además, «apoyan esta forma extrema de expresar la oposición». La mayoría, por el contrario, quiere «comprometerse a cambiar las cosas no destruyendo lo que hay, sino creando algo nuevo, iniciando proyectos que, a largo plazo, puedan dejar huella».
El valor ecuménico de la Jornada del 1 de septiembre
Por su parte, María Lía Zervino, de la Asociación Servidora (que, por iniciativa del sacerdote argentino y siervo de Dios, Luis María Etcheverry Boneo desde 1952, reúne a mujeres consagradas) y miembro del Consejo del movimiento Laudato si’, recuerda que la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación marca el inicio del Tiempo de la Creación, que concluye el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís. Este periodo «es celebrado por todas las confesiones de la familia cristiana» y tiene, por tanto, un valor ecuménico, especialmente en la promoción de la justicia y la paz en el mundo.
Por un mundo sin combustibles fósiles
En este sentido, Zervino aboga por «apoyar políticas que pongan límites al poder incontrolado del hombre» sobre el medio ambiente, con el fin de perseguir el bien común». «Una de esas políticas», explica, «es el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, que ha sido apoyado por muchos líderes religiosos y naciones vulnerables a la crisis climática». La esperanza que se abrigará en vísperas del 1 de septiembre, por tanto, será también la de «un mundo libre del monopolio de los combustibles fósiles».