El encuentro se celebró en Semarang, Java Central-Indonesia, del 16 al 20 de octubre de 2023. Los participantes procedían de 60 nacionalidades de todo el mundo, incluyendo a Fr. Taucen Girsang, OFM, de la Oficina de JPIC en Roma, un representante de Brasil, Fr. Rodriqo Peret, OFM, y un representante de Indonesia, Fr. Mikael Gabra Satrio, OFM.
El primer día (16/10) hubo una ceremonia de bienvenida para todos los participantes en el Hotel MG Setos de Semarang que culminó con una cena para familiarizarse unos con otros y disfrutar de la diversidad.
Los objetivos del TSF fueron explicados por el comité directivo al día siguiente (17/10). Estos eran actualizar la comprensión sobre el panorama de la industria minera internacional y el extractivismo, fortalecer la voz de las comunidades afectadas por la minería, identificar áreas de interés común y posibles áreas de colaboración, revisar la agenda de acción del TSF minería 2018, y fortalecer el mecanismo de coordinación existente.
Posteriormente, los participantes compartieron sus esperanzas e ideas, así como explorar el tema sobre Minería y Economía Extractiva desmontando las realidades actuales de los sistemas económicos explotadores a través de testimonios personales y comunitarios, seguidos de algunos análisis descriptivos y debates profundos por parte de los panelistas. La tendencia principal era comprender más detalles sobre la economía extractiva.
La agenda del tercer día (18/10) fue un espacio para talleres tanto por la mañana como por la tarde, y también cada sesión plenaria. Evidentemente, el TSF, al que asistieron comunidades afectadas por la minería, incluidos campesinos, pueblos indígenas, pequeños agricultores, pescadores, migrantes, refugiados, pastores, desplazados y mujeres de clase trabajadora, compartió la voz del cese de la exploración minera, que obviamente ha causado graves daños medioambientales, ha creado una serie de conflictos en la comunidad, el empobrecimiento y el desplazamiento de los que no tienen poder y son pobres, y también ha causado una serie de enfermedades que han afectado a niños y mujeres en particular. Esta narrativa diferente se presentó en contraposición a la narrativa de bienestar de las empresas transnacionales y la agenda de desarrollo. Como conclusión, al reivindicar la narrativa de los minerales de transición justa, los participantes acordaron el derecho a decir no a la minería y al extractivismo, tras lo cual hicieron un llamamiento a la solidaridad mundial, apelaron a la TSF como movimiento y se comprometieron con un plan de acción.
Por ello, el cuarto día (19/10), el TSF dedicó una jornada a talleres de espacio abierto para animar a las comunidades afectadas por la minería a expresar sus derechos y defender su tierra y su cultura, a criticar la agenda de desarrollo verde y a instar a las partes interesadas y a los responsables políticos de todo el mundo a pasar de los combustibles fósiles a las energías limpias y a no optar por la explotación cada vez más bárbara de la naturaleza. El TSF animó a promover alternativas al extractivismo como el apoyo a iniciativas de base y nacionales en torno al desarrollo y la ampliación de mecanismos de protección para los defensores que se oponen a la minería y otras industrias extractivas; explorar el concepto de derechos de la naturaleza como medio para defender la naturaleza humana y más -que- humana frente a la minería y las industrias extractivas; apoyar la agroecología y las actividades ecológicas y la soberanía alimentaria, incluyendo la economía del decrecimiento, etc. Al final, los participantes se dieron cuenta de que el TSF es un movimiento y un proceso, que necesitan colaborar en acciones globales y locales. Por esta razón, todas las esperanzas, debates y experiencias compartidas se recogerán en la Declaración.
En el último día (20/10), se aprobó la puesta en práctica de la solidaridad global visitando tres zonas mineras de Java Central: Dieng (fábrica de cemento), Kendeng (mina geotérmica), Jepara (mina de arena de hierro). En esas zonas, los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar directamente el testimonio de la población local como la comunidad afectada por la minería sobre cómo las bases están luchando para construir sus propias narrativas sobre el ser humano y la naturaleza contra las industrias extractivas.
Se puede decir que los seres humanos siempre deben ser reconocidos como parte de la naturaleza. Y hoy en día necesitamos una ecología sana. Como dice el Papa Francisco: «una ecología sana es el resultado de la interacción humana entre los seres humanos y el medio ambiente, como ocurre en las culturas indígenas y ha ocurrido durante siglos en diferentes regiones de la tierra. Las agrupaciones humanas a menudo han ‘creado’ un medio ambiente, remodelándolo de alguna manera sin destruirlo ni ponerlo en peligro» (Laudate Deum, art.27).