Las voces de nuestros hermanos que viven en el frente de la guerra nos llegan con toda la consternación de la que inevitablemente están cargadas.
Fray Daniel Botvina, Ministro Provincial de Ucrania, describió a Fray Massimo Fusarelli, Ministro General OFM, la grave y difícil situación que viven los frailes en la ciudad de Konotop, ocupada por los rusos el pasado jueves 24 de febrero. «Los frailes están bien y se han quedado allí con el pueblo, para no abandonarlo».
Las palabras del padre Romualdo, párroco del convento de Konotop, describen con detalle un escenario que nadie creía posible hasta hace unos días. Las calles se han convertido en un teatro de guerra, los vehículos blindados que han sido derribados, los coches incendiados y, sobre todo, las víctimas militares y civiles están repartidas por toda la ciudad. El panorama se ve agravado por la desesperación en la que ha caído la población al conocer la noticia de que la ciudad ha sido perdida por el ejército ucraniano.
Ante esta dolorosa realidad, la parroquia abrió inmediatamente sus puertas a todos. Los frailes ofrecen respuestas a las necesidades básicas, como un lugar donde pasar la noche, conseguir una comida, pero también a la necesidad de una palabra de consuelo. Se trata en su mayoría de personas mayores, mujeres y niños que se han visto desamparados ante el estallido de la guerra en sus puertas. A pesar de estos esfuerzos, cada vez se hace más difícil suministrar alimentos, medicinas y todo lo esencial a quienes han abandonado sus hogares. El número de personas atendidas aumenta y los hermanos necesitan ayuda.
Ahora más que nunca, nuestro carisma franciscano de llevar la paz y el bien se revela allí donde hay malestar, oscuridad y guerra.
Los niños que vienen a nuestros refugios juegan, ven dibujos animados e incluso se olvidan de que hay una guerra alrededor, y algunos adultos quizás por primera vez en su vida toman el rosario, rezan de rodillas, aprenden a cantar canciones religiosas y experimentan la verdadera paz que no se puede conseguir con tanques u otras armas, porque tenemos y creemos exactamente en la paz que dejó Jesucristo, Juan 14,27: ‘les dejo la paz, les doy mi paz’. No como el mundo la da, yo te lo doy. Que tu corazón no se turbe ni tenga miedo’.»
Fr. Romuald, OFM
La Curia General OFM, a través de la Fundación OFM Fraternitas, tomó medidas inmediatas para brindar todo el apoyo posible a los hermanos que enfrentan personalmente el drama de la guerra.
Su presencia es el consuelo de una vela encendida en la oscuridad, opuesta a esos sentimientos de odio y desesperación que no pueden apoderarse de ellos.
Les pido que hagan una donación para apoyar a nuestros hermanos y hermanas que sufren en Ucrania. En la carta del Ministro Provincial de Ucrania, Fray Daniel Botvina, pueden encontrar una prueba más de la urgencia con la que lanzamos este llamado. Gracias.