Y me dijo: “Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan el mal, que dan malos consejos en esta ciudad; ‘no es para pronto el construir casas; esta ciudad es la olla y nosotros somos la carne’. Por eso, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombre” (Ez 11, 2-4).
¡Paz para todos!
Nosotros, seguidores de san Francisco de Asís, religiosos y laicos, miembros de la Familia Franciscana de Filipinas, expresamos nuestra profunda preocupación por el cada vez más creciente sufrimiento de nuestro pueblo debido a la pobreza, la falta de oportunidades y la pandemia del COVID 19, mientras muchos de nuestros legisladores están ocupados en justificar la aprobación del proyecto de ley antiterrorista, que debilitará nuestros derechos de reparación en favor de los pobres.
Mientras nuestro país sigue agonizando a causa de la pandemia, estamos aterrados al saber que nuestros legisladores han dirigido su atención al proyecto de ley antiterrorista (House bill 6875) calificado por nuestro presidente Rodrigo Duterte como urgente y prioritario el 1 de junio de 2020, para enmendar el Acto de la República 9372 (Seguridad Humana Acto de 2007).
Como ciudadanos de nuestro país, esperamos que nuestros jefes de gobierno muestren más compasión con los pobres en este momento ofreciendo planes integrales y acciones concretas a favor de ellos.
Según nuestro modo de ver, en este momento de emergencia, el gobierno ha fallado en muchos aspectos para proporcionar las pruebas masivas necesarias para proteger a los proveedores de atención médica en la primera línea y para mejorar las progresivamente deterioradas condiciones del pueblo.
El gobierno incluso ha fallado en proveer alojamiento decente a los numerosos filipinos que trabajan en el extranjero (OFWs) que fueron puestos en cuarentena a su regreso. Ellos han sostenido nuestra economía mediante sus remesas.
Ahora, después de colocar a la Región de la Capital Nacional (NCR) en la Cuarentena Comunitaria General (GCQ) de la Modificada Cuarentena Comunitaria Mejorada (MECQ), el programa del gobierno no ha atendido a la necesidad de un sistema de transporte público eficiente. ¿Cómo pueden los filipinos ordinarios como los jornaleros sobrevivir en estas condiciones? Sin embargo el proyecto de ley 6875 es la prioridad máxima del gobierno, que exigirá un enorme presupuesto. Este presupuesto puede emplearse mejor para los nuevos pobres, nuevos desempleados y para comprar nuevos elementos para la salud. Una población sin salud es una amenaza para la economía.
Creemos firmemente que el proyecto de ley antiterrorista es despiadadamente inconstitucional. Es una clara violación del mandato constitucional en virtud del cual no puede promulgarse ninguna ley que prive a la persona de la vida, la libertad y la propiedad sin el debido procedimiento legal.
Este proyecto anti terrorista propuesto es esencialmente anti pobres. Él condona el terrorismo mismo. Este proyecto no da paz ni seguridad para nadie.
Los filipinos no estaremos en paz con esta ley, aunque algunos nos aseguren que no se abusará de ella. No seamos ingenuos. Los que, teniendo autoridad, carecen de valores humanos y espirituales, abusarán de su poder y extra-poderes.
Nosotros los franciscanos somos amantes de la paz. No queremos la Guerra. Denunciamos toda forma de violencia y terrorismo. Tenemos una larga tradición de no violencia. Creemos que la paz es el fruto de la justicia, del diálogo y del respeto a la dignidad humana.
Nuestro Seráfico Padre san Francisco de Asís en su “Carta a los gobernantes” en 1220, hace ochocientos años, dijo:
“A todos los podestá y cónsules, jueces y regidores de todos los lugares de la tierra, y a todos aquellos a quienes llegue esta carta, el hermano Francisco, vuestro pequeñuelo y despreciable siervo en el Señor Dios, os desea a todos vosotros salud y paz.
Considerad y ved que el día de la muerte se acerca (cf. Gen 47,29). Os ruego, por ello con la reverencia que puedo, que no echéis en olvido al Señor ni os apartéis de sus mandatos a causa de las preocupaciones y afanes de este mundo”.
Que nuestros jefes de gobierno obedezcan los mandamientos de Dios empleando sus recursos y energías para atender a las más urgentes necesidades de nuestra nación. Muchos realmente están aterrados, física y psicológicamente. Y este proyecto de ley 6875 ha aterrorizado aún más a nuestro ya aterrorizado pueblo.
El fracaso en ayudar a la población pobre significará la caída de todos; nuestra nación se volverá más vulnerable al terrorismo y frente a las naciones más fuertes. Aprendamos del éxito y fracaso de las naciones en el pasado.
¡La paz esté con ustedes, hermanos y hermanas!
Conferencia Inter-Franciscana de Ministros de Filipinas (IFMCP)
Movimiento Franciscano de Solidaridad por la Justicia, Paz e Integridad de la Creación (MSMJPIC)