Convocados por la UISG (Unión Internacional de Superiores-as Generales de la Iglesia) para la realización del antes titulado seminario en la Casa La Salle de Roma los días 25, 26 y 27 de septiembre, venimos en representación de institutos religiosos y organizaciones laicas animadas por la fe de todo el mundo para compartir nuestras experiencias y proponer acciones conjuntas ante las peligrosas amenazas de las empresas mineras.
La presencia fue de unos 40 participante quienes compartimos nuestros logros y retos frente a la agresión de las empresas mineras transnacionales que se aprovechan de situaciones de debilidad institucional que padecen los países en desarrollo y tienen yacimientos de metales preciosos en sus territorios. La metodología base del seminario fue la del ver, juzgar y actuar.
Las conferencias se impartieron en cuatro idiomas con traducción simultánea: inglés, español, francés e italiano. La presencia de la OFM y otras congregaciones de la familia franciscana fue significativa. Uno de nuestros hermanos de la OFM, Fr. Rodrigo Peret, de origen brasileño, se destacó en la organización, coordinación y moderación de sesiones.
Es de notar que países que apadrinan empresas mineras y tienen yacimientos de metales preciosos ponen grandes exigencias legales a las mismas para explotar sus territorios, por lo que les es más fácil a ellas incursionar en lugares desprotegidos legalmente y gobernados por personajes de baja calidad moral y que se prestan a negocios sucios y aceptan que los mineros propongan fraudulentamente proyectos de desarrollo a las comunidades ofreciéndoles servicios básicos que no tienen como son trabajo, salud, educación, recreación, etc., promesas que nunca se cumplen puesto que al terminar el proyecto extractivista las comunidades quedan más empobrecidas, el ambiente letalmente envenenado que debe ser abandonado por los habitantes y la empresa implicada habiendo obtenido jugosas ganancias abandonan el lugar y desaparecen del ámbito jurídico nacional e internacional de manera que no hay a quien reclamarle y exigirle reparación por los daños causados. Sumado a estos graves daños, se interfiere en la convivencia social provocando violencia y promoviendo el crimen contra los defensores de los derechos humanos y ambientales, y promueven la corrupción de las instituciones y de las personas. Es muy larga la lista de difamaciones, persecuciones y asesinatos que han promovido.
En mi participación tuve la oportunidad desarrollar el tema “La presencia de la Oficina JPIC-OFM en la lucha contra la minería en El Salvador” exponiendo nuestra manera de acompañar a las organizaciones socioambientales que durante más de 10 años pudimos experimentar el progreso de la toma de conciencia de las comunidades a nivel local, hacer campañas de divulgación de la realidad en El Salvador a nivel nacional e internacional apoyar personas vulneradas y pedir ayuda internacional ante la demanda de las empresas Pacific Rim de Canadá y Oceana Gold de Australia y Commers Group de USA, al mismo tiempo promover la creación de una ley nacional contra la minería que proteja el medio ambiente, principalmente los suelos y el agua, para una vida y convivencia dignas. Los esfuerzos se enfocaron primero en acompañar al Estado salvadoreño ante el Banco Mundial y su brazo jurídico, el CIADI (Centro internacional de arreglos sobre diferencia de inversiones) donde se había demandado a nuestro país por un monto desproporcionado de USA $ 250 millones, logrando que el tribunal fallara unánimemente a favor de El Salvador, obligando a las empresas amenazantes a salir del territorio nacional y a pagar el 60% de los costes procesales que en los más de 10 años ya sumaban 12.2 millones. Igualmente me fue oportuno compartir en el Seminario Internacional, el haber logrado la aprobación de la ley contra la minería, la cual fue promovida por nuestras organizaciones populares, mesas de reflexión y apoyo técnico, promoción de recolección de firmas, organización de manifestaciones y sanas alianzas, creando condiciones para el apoyo de entidades de fe con foros, talleres, homilías, oraciones, vigilias y peregrinaciones se manifestaron, entre ellas la Iglesia católica que en la etapa conclusiva presionó con entrega pública de firmas las instancias de gobierno principalmente al Congreso para que aprobaran el proyecto que tenían en sus manos. Y fue así que con fecha 29 de marzo de 2017 la ley de prohibición de minería metálica en El Salvador fue aprobada por unanimidad de los congresistas presentes en número de 70/70, convirtiendo a El Salvador como el primer país que obtiene esta victoria a favor de la vida, de la salud, la convivencia y el cuidado del medio ambiente.
Ambos logros fueron presentados y aplaudidos por la asamblea del Seminario internacional, los cuales quedan de motivación para seguir trabajando en torno al cuidado del medio ambiente. Además hubo tiempo y espacios para hablar sobre las otras banderas de lucha que se libran en El Salvador como son la promoción de una ley general de aguas, el apoyo a la lucha por la paz, los monocultivos, los proyectos habitacionales, la vigilancia de que las empresas mineras no acechen las comunidades en espera de una coyuntura socio política que les permita volver a la carga.
Termino agradeciendo a la Oficina de JPIC de la Curia general de la OFM en las personas de Fr. Jaime Campos y Rufino Lim, por haber tenido a bien incluir y difundir por nuestro medio la experiencia de El Salvador.
Fray Domingo Solís, OFM
Oficina JPIC – El Salvador