Ginebra – Nueva York, 07.04.2020.
Actualmente el personal entero de Franciscans International se encuentra confinado, pero con salud, en nuestras respectivas casas en Suiza, en Estados Unidos y en Francia. Con esta situación cada día nos vamos haciendo más conscientes de nuestra privilegiada situación, pese a las extrañas e incómodas circunstancias en que nos pone este encierro.
Durante las primeras semanas de esta crisis, hemos observado con mucho cuidado no solo el desarrollo de la situación sino también la reacción de la Organización de Naciones Unidas (ONU), de otros expertos en derechos humanos y de los Estados. Seguimos haciéndolo. Sin embargo, cuando se hizo evidente que la epidemia se ha convertido definitivamente en pandemia con un terrible número de víctimas mortales y que las medidas extraordinarias durarán meses, nuestros hermanos y hermanas franciscanos, así como colegas y amigos de diversas partes del mundo, han ido contactándose para compartir con nosotros las duras experiencias que están viviendo, confrontando y presenciando. Es para transmitir algunos de estos testimonios y relatos y para ponerlos en un contexto más global que emitimos esta declaración el día de hoy. Desde la perspectiva de los derechos humanos, los problemas planteados por la pandemia son múltiples y sus efectos en diferentes niveles son numerosos.
Del fracaso de los Estados a la adopción de medidas necesarias para prevenir tales situaciones…
Los últimos meses han mostrado cómo algunos Estados han fallado en la aplicación oportuna de medidas necesarias para proteger la salud de sus poblaciones y han incumplido así con sus obligaciones en materia de derechos humanos al no proteger el derecho a la salud. Según la ONU, esta protección incluirá la prevención, el tratamiento y el control de enfermedades, lo cual requiere entre otras cosas “la creación de un sistema de cuidado médico urgente en casos de (…) epidemias y riesgos similares para la salud y la provisión de alivio en el desastre y asistencia humanitaria en situaciones de emergencia». Es más, bajo la normativa internacional de derechos humanos, el derecho a la vida impone a los Estados la obligación de proteger la vida asumiendo medidas adecuadas para garantizar el acceso oportuno a bienes y servicios esenciales, como alimentos y agua, y a proporcionar servicios efectivos en emergencias de salud o refugios […]
Puedes descargar y leer la declaración completa de Franciscans International:
Foto de Markus Spiske