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La migración y el movimiento de pueblos es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma. Sin embargo,hay factores persistentes que continúan obligando a las personas a irse de sus hogares, como los conflictos, el cambio climático y otras causas nuevas que provocan el incremento en la movilidad humana a nivel mundial.

Hoy en día, estos factores viejos y nuevos han creado un contexto compartido en el cual cantidades sin precedentes de personas están desplazándose por todo el mundo. Aunque el derecho internacional es inequívoco en que el disfrute de los derechos humanos no debe depender de la condición migratoria, las personas migrantes continúan a menudo enfrentando obstáculos y hostilidades.

Numerosas dinámicas, como las desigualdades económicas y sociales que van en aumento en muchos países y el actual surgimiento de diversas formas de populismo nacionalista, han contribuido al desarrollo de un discurso con frecuencia racista y xenófobo acerca de la migración y de las personas migrantes. Políticas represivas y prioridades ‘de seguridad nacional’ dominan las acciones de los Estados, incumpliendo sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos a los que estos mismos Estados se han comprometido.  En este ambiente, los derechos humanos de las y los migrantes se ven gravemente amenazados.

Si bien en 2018 los Estados se reunieron en un intento de abordar estas inquietudes, y luego aprobaron el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, tanto el proceso como el pacto mismo resultaron insuficientes. Las arduas negociaciones, y posterior adopción de este acuerdo, pusieron de manifiesto muy claramente los muchos ‘mitos’ y tergiversaciones existentes sobre las personas migrantes y la migración a nivel mundial. Esto señaló más adelante que la protección de los derechos humanos en el contexto de la migración, aún si se reitera como un principio general abstracto, todavía no es la prioridad número uno de muchos Estados al priorizar el control fronterizo u otras políticas securitizadoras.

Esta publicación apunta a deconstruir los mitos predominantes acerca de la migración y de la movilidad humana de manera más general, desde una perspectiva de derechos humanos. Al hacerlo así, la publicación refleja las experiencias vividas por los franciscanos y nuestros otros socios concentrados en apoyar a personas migrantes, refugiadas, desplazadas internas  (IDPs, por sus siglas en inglés), y víctimas de trata y tráfico de personas. . También examina las normas vinculantes de derechos humanos y los compromisos políticos de los Estados a través del Pacto Mundial sobre la Migración. Esta publicación de ninguna manera pretende ser exhaustiva, ni en los mitos o temas presentados ni en las obligaciones internacionales jurídicas que los Estados tienen en cuanto a algún tema particular.

Sin embargo, esperamos que este documento pueda ayudar a los franciscanos, a otros grupos religiosos y a organizaciones de la sociedad civil a abordar y contrarrestar, con la ayuda del público en general y de las autoridades locales, las tergiversaciones, los discursos xenófobos y racistas y las políticas abusivas sobre la movilidad humana. Franciscans International subraya que los Estados tienen obligaciones jurídicas para con los derechos de las personas migrantes que deben ser respetados, protegidos y cumplidos. Sus derechos, incluidas sus vidas y su seguridad, no deberían estar sujetos a las corrientes políticas.

Fuente: Franciscans International