Panamá es uno de los lugares de la Tierra donde mejor se pueden apreciar las maravillas de la Creación: la riqueza de la biodiversidad va acompañada de una abundancia de ecosistemas realmente sorprendentes en una superficie de aproximadamente 75 mil kilómetros cuadrados.
Un patrimonio natural pues en riesgo, sin embargo, por el extractivismo, término acuñado recientemente que indica la extracción de todos los recursos naturales de un lugar y su exportación a otro.
Cuando, en octubre de 2023, el gobierno panameño firmó un acuerdo sobre extracción de cobre con una empresa minera extranjera, la población, apoyada por la Iglesia local y continental, se rebeló en nombre de la defensa de la Casa común.
En esta historia también los frailes menores han desempeñado y desempeñan con valentía su papel.
La Pintada es un territorio ubicado en la provincia de Coclé, en la zona central del país y a unos 60 km del Océano Pacífico. Situada en una de las entradas a la selva mesoamericana, se encuentra la parroquia de Nuestra Señora de La Candelaria que desde 1987 acoge a la Fraternidad Rivotorto. Los frailes menores atienden a unas 86 comunidades rurales, en una zona lluviosa, rica en agua, pero en la que el acceso al agua potable es bastante difícil.
Desde el principio, los frailes han estado comprometidos con el cuidado y defensa de la biodiversidad, los ecosistemas y territorios, el patrimonio de las familias y del propio Panamá. Organizaron actividades para formar la conciencia y el compromiso ecológico de la población, a través de jornadas de capacitación, fiestas patronales enfocadas a la ecología integral, caminatas por lugares emblemáticos por su ecosistema, foros sobre el agua y manifestaciones contra el extractivismo y la creciente -y lamentablemente devastadora- economía minera que está «invadiendo» el país.
Contra el acuerdo minero firmado por el gobierno se levantó también la Conferencia Episcopal de América Latina y Panamá: apoyados de igual forma por la voz del Papa Francisco, que primero con Laudato si’ y luego con Laudate Deum lanzó el grito sobre la emergencia climática a favor de la defensa de la Casa común. Los obispos locales y del continente apoyaron la protesta de la población.
El 28 de noviembre, la Corte Suprema de Justicia del Estado declaró inconstitucional la ley 1100 que regula el contrato minero, anulándola de hecho. Las comunidades religiosas panameñas acogieron con júbilo esta sentencia, esperando que en el futuro el pueblo pueda participar en las decisiones sobre el uso del patrimonio común y que no se le imponga un modelo de desarrollo basado en la industria extractiva que favorezca exclusivamente a los países más desarrollados.
Al respecto, Fr. René Flores, de la parroquia Nuestra Señora de La Candelaria y que lleva muchos años implicado en las actividades de JPIC (Justicia, Paz e Integridad de la Creación) de la Orden, afirma que un desarrollo que genere efectos ambientales negativos no es, de hecho, verdadero desarrollo: “El mundo debe afrontar la crisis medioambiental a partir de la teología cristiana – afirmó en una entrevista – “y nosotros, los franciscanos, creemos que es un mandato cristiano proteger la naturaleza dada por Dios”.
El 22 de febrero, en la Universidad Santa María de La Antigua, la Conferencia Episcopal Panameña presentó la Carta Pastoral sobre ecología integral titulada “Querida Panamá”, la cual dice: “En esta reflexión no ofrecemos soluciones técnicas sino lo que sale de nuestro corazón y de nuestra fe en Jesucristo. No queremos imponer criterios sino compartir lo que surge de nuestra reflexión sobre la realidad actual a la luz del Evangelio. No exigimos a nadie que adopte nuestros valores y propuestas, sino que invitamos a reflexionar sobre ellos. Como responsables de la iglesia que peregrina en este territorio, presentamos lo que nuestro amor y dolor por nuestra querida Panamá nos dice sobre nuestro actuar. […] Tratamos de exponer la situación ecológica en nuestro país, poniendo la minería como el signo principal -no el único- de la devastación. Nos basamos en lo que hemos escuchado, estudiado y observado. También hablaremos de otras situaciones que afectan la ecología” (nn.6-7).
Nos encomendamos al Señor – y confiamos en los hombres – para que ésta sea verdaderamente una historia con final feliz.