Queridos hermanos de la Orden,
¡Que el Señor les dé paz!
Cada año desde 1988, se invita a la comunidad mundial a hacer una pausa para reflexionar sobre la pandemia del VIH/SIDA, aumentar la conciencia y el conocimiento, pronunciarse en contra de todas las formas de estigmatización, comprometerse a un trabajo más profundo y pedir una mayor respuesta para avanzar hacia la erradicación de la pandemia como una amenaza para la salud pública. Estos objetivos pueden lograrse facilitando el acceso a diagnósticos y tratamientos tempranos y asequibles para todas las personas que lo necesiten, independientemente de su situación social o económica.
Actualmente hay 38 millones de hermanos y hermanas que viven con el virus del VIH, con más de 1,7 millones de nuevas infecciones en 2018. Más de 32 millones de personas han muerto como resultado de complicaciones del SIDA desde que se identificó por primera vez el virus del VIH. Gracias a una mayor conciencia sobre el virus y al mayor acceso a medicamentos que salvan vidas. Las nuevas infecciones por el VIH han disminuido aproximadamente un 37% en el período 2010-2018. Las muertes relacionadas con el VIH se redujeron un 45%. Se han salvado más de 13,6 millones de vidas gracias al acceso a mejores terapias antirretrovirales (véase la hoja informativa sobre el SIDA de las Naciones Unidas, agosto de 2019), y casi 23 millones de personas se aprovecharon de estos tratamientos en 2018.
A pesar de estos avances alentadores, existen aún regiones del mundo en las que las infecciones por el VIH están aumentando. Esto es especialmente cierto en Europa del Este, Asia Central, Medio Oriente y África del Norte. En Pakistán, se informó que se han descubierto cerca de 1.900 niños que están infectados con el virus del VIH en una ciudad de 200.000 habitantes, debido a prácticas médicas peligrosas. Esto deja muy claro que no puede haber lugar para descuidos cuando se trata de la pandemia del VIH/SIDA.
El tema del Día Mundial del SIDA de 2019 es: “Poner fin a la EPIDEMIA del VIH/SIDA”: COMUNIDAD POR COMUNIDAD». La publicidad internacional sobre esta celebración menciona muchos tipos de comunidades involucradas en la respuesta al VIH/SIDA, incluyendo aquellas personas que viven con, o son vulnerables a la infección del VIH. Sin embargo, se menciona muy poco el compromiso audaz y la acción de las comunidades de fe – Católica, Ecuménica e Interreligiosa – en la prevención de la propagación del VIH, la disponibilidad de programas locales de diagnóstico y tratamiento, y la creación de recursos para asegurar el desarrollo integral y el acompañamiento de las personas que viven con el VIH y de sus seres queridos.
Siguiendo el ejemplo de S. Francisco de Asís, nos unimos con personas de fe y de buena voluntad en todas partes, en la búsqueda de poner fin a la pandemia del VIH. Nos comprometemos a luchar contra todas las formas de estigma y a alentar a nuestros gobiernos y a la comunidad internacional a mantener sus compromisos políticos y financieros para atender a las necesidades de todos los que viven con o están afectados por el VIH/SIDA, y a ayudar a erradicar esta pandemia. Alentamos y animamos a la comunidad científica en sus esfuerzos por comprender el VIH y a crear nuevas formas para suprimir su avance. Instamos a las compañías farmacéuticas a que continúen haciendo que el acceso asequible a los medicamentos que salvan vidas esté disponible para todos, especialmente para los pobres y excluidos.
Unimos nuestra oración con todos los que viven con el VIH, especialmente con nuestros propios hermanos: para que experimenten misericordia, aceptación y amor; que son cualidades y valores que S. Francisco pide a sus hermanos. Y para que Dios fortalezca la determinación de los gobiernos de todo el mundo de hacer todo lo posible en la promoción de la dignidad humana, en el proporcionar fondos para los avances médicos, en el alentar el cambio de comportamiento y en el promover valores moralmente fundamentados para contribuir en la lucha contra la pandemia del VIH/SIDA.
Oración franciscana para el Día Mundial del SIDA 2019:
Dios, tú que eres la fuente de todas las bendiciones, escucha el grito de nuestros hermanos y hermanas que viven con o están afectados por el VIH/SIDA. En tu infinita bondad, transforma los corazones humanos para que las personas de todo el mundo puedan tratar con dignidad, respeto y cariño a las personas que viven con el VIH. Que nuestras comunidades se conviertan en lugares de acogida, compasión, amor y esperanza para todos.
Hacemos esta oración por medio de Cristo nuestro Señor. Amén.
1 de diciembre de 2019
Fray Michael A. Perry, OFM
Ministro general y siervo
Prot. MG 162/19
foto: UNAIDS.org