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Hace ocho siglos un joven de Asís estaba orando en la semiderruida iglesita de San Damián cuando escuchó una voz que le hablaba procedente del crucifijo: “Francisco, repara mi iglesia que amenaza ruina”. Él pudo irse a un monasterio a meditar el significado de las palabras de Cristo. Pero Francisco respondió poniendo manos a la obra arremangándose y poniéndose a recoger piedras para reparar la iglesia. Pronto se le juntaron otros movidos por su idealismo y su facilidad para expresar su pasión mediante actos concretos. En la última parte de su vida, Francisco logró comprender que el lugar donde Dios vive se extiende por la comunidad de vida de toda la tierra y más allá. Para Francisco restaurar la casa de Dios, en este contexto, es reconciliación de los espíritus, paz y armonía dentro de la familia de la creación de Dios. Es este el ambiente divino que Francisco celebra en su Cántico de las Criaturas.

 Este año se cumple el quinto aniversario de la promulgación de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco. Acatando el llamado del Papa Francisco a escuchar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres, leemos los signos de los tiempos y reconocemos la gravedad y la urgencia del drama moral que se despliega ante nuestros ojos. El sistema de sostenimiento de la vida de nuestro frágil planeta está a punto de colapsar. Además del eco-cidio rampante que condena a centenares de especies de plantas y animales a la extinción, muchos puntos de inflexión ambiental junto con la creciente desigualdad (inequidad) acrecientan la amenaza y la real posibilidad del colapso de la civilización humana. Al mismo tiempo, comienza a surgir una nueva visión alternativa de la civilización del amor. Ésta viene marcada por valores de solidaridad, sostenibilidad y justicia. Ésta se propone abrir espacio para toda la creación de Dios en el banquete de la vida. Como Franciscanos, nosotros no podemos quedarnos al margen de la transformación pacífica no violenta sino por el contrario ser activos, creativos y valientes participantes en ella. El Papa Francisco, construyendo sobre las enseñanzas de San Juan Pablo II y su llamamiento a la conversión ecológica, nos llama a responder a “la urgente necesidad de una gran revolución cultural” (Laudato Si’ 114). En medio de tantas crisis, nuestra civilización contemporánea necesita la visión del mundo y los valores franciscanos. No podemos enterrarlos, sino asumir los riesgos creativa y valientemente, de modo que podamos convertirnos en trovadores de esperanza, artesanos de una sociedad nueva, transformada, y ser parábolas vivientes del Reino de Dios.

Siguiendo las directrices del Consejo Plenario de la Orden de 2018 en Nairobi, hemos asumido el desafío de aceptar y vivir realmente la Laudato Si’ en formas proféticas individual y comunitariamente. El año pasado se reunió en Jerusalén el Consejo Internacional de JPIC de la Orden. Allí acabamos de desarrollar y aprobamos el plan para comprometer a nuestras comunidades Franciscanas en los temas de migración forzada, explotación minera industrial y crisis climática. También hemos invitado a las fraternidades locales a ser colaboradoras, creativas y valientes para vivir la Laudato Si’. En el período entre el 24 de mayo de 2020 y el Capítulo General de la Orden en mayo de 2021, enfocaremos nuestras energías en involucrarnos nosotros mismos y a la gente a la que servimos, en la Revolución de la Laudato Si’. Nuestra oficina de JPIC en Roma abrió una página donde compartiremos nuestras ideas y recursos: http://www.revolucionlaudatosi.org

Presentamos aquí unos pocos ejemplos de esfuerzos en marcha:

  • En el Programa del Postulantado interprovincial en Silver Spring, Maryland, en Estados Unidos, – junto con una parroquia franciscana cercana -, están utilizando exclusivamente energía de fuente eólica (viento). Además, comenzaron a hacer compost con todos los residuos alimenticios, evitando que vayan a dar al bausrero y ayudando así a disminuir las emisiones de gas metano. Esto tiene un significativo impacto ambiental positivo.
  • Numerosas Provincias franciscanas han comenzado a comprometer a su gente joven en movimientos sociales orientados a la justicia climática. Una iniciativa específica que ha llamado la atención y ha seducido su imaginación es el proyecto Paracaídas para el Planeta: https://motherearthproject.org/parachutes/

Trabajando juntos con diversos movimientos sociales y toda la gente de buena voluntad, como franciscanos podemos realizar una contribución única para la reconstrucción de la casa de Dios. Esto viene a ser un buen camino para la revitalización de nuestra vida fraterna y nuestro ministerio en el siglo 21 y en adelante.

 

Fr. Jacek Orzechowski, OFM
Comité de Animación JPIC
Washington EE.UU.